El pasado 13 de julio tuvo lugar la novena sesión del grupo de trabajo REACTIVACIÓN 2 0 2 1, una iniciativa de Fundación Inade junto con su promotora la consultora Inade, Instituto Atlántico del Seguro. El grupo está coordinado por Adolfo Campos Carballo, director de ambas organizaciones, e integrado por el presidente de la Fundación, José Ramón Santamaría Barreiro, distintas sociedades de correduría de seguros y dos asociaciones de corredurías de seguros.

La mañana arrancó con las “Reflexiones para la reactivación”, en esta ocasión a cargo de Jorge Benítez Verdejo, presidente de AEMES (Asociación Empresarial de Mediadores de Seguros) que hizo un análisis sobre la implantación de teletrabajo en España, “la fórmula actual más eficaz que ha permitido a las empresas continuar su actividad y evitar el contagio entre sus empleados y clientes”. Según explicó Jorge Benítez, en los meses que ha durado el confinamiento, se ha implantado en España el teletrabajo en lo que hubiera sucedido de forma natural en los próximos 5 años.

El presidente de AEMES detalló: “En el sector de la distribución de seguros, concretamente, casi el 90% de las empresas, según encuesta realizada en el mes de abril por AEMES, optó por esta fórmula de trabajo, lo que ha demostrado el grado de avance en las empresas de nuestro sector en términos de transformación digital y en su capacidad de adaptación a las nuevas necesidades”.

La pregunta es si, una vez implantado el teletrabajo y demostrados sus beneficios (aumento de la productividad, facilidades en la conciliación, ahorro de costes de la empresa…), esta nueva modalidad se mantendrá en las empresas. Jorge Benítez advierte de que “no podemos obviar que el trabajo presencial implementa la interacción social, el intercambio de conocimientos y las relaciones que se generan en un entorno de trabajo social, lo que supone todo ello una importante fuente de aprendizaje”.

 

A continuación transcribimos el texto completo de la intervención de nuestro presidente.

 

ERA POST COVID-19: ¿EL TELETRABAJO HA VENIDO PARA QUEDARSE?

 

Como todos sabemos, el Covid-19 ha supuesto un parón en la economía mundial. En España, concretamente, ha implicado también una limitación a la libertad de movimientos, que ha conllevado, en los peores casos, la prohibición de continuar con determinadas actividades empresariales y, en otros, la prohibición de atender presencialmente al público. 

La fórmula actual más eficaz que ha permitido a las empresas continuar su actividad y evitar el contagio entre sus empleados y clientes es, sin duda, el teletrabajo. Por este motivo la pandemia ha provocado un boom de esta forma de trabajo en las empresas.

  1. El teletrabajo antes de la pandemia Covid-19:

Antes de la declaración del estado de alarma en España, el teletrabajo estaba experimentando un avance lento. Así, según datos oficiales, en el cuarto trimestre de 2019, el número de trabajadores que realizaba sus tareas desde su domicilio suponía el 7,9% del total de los trabajadores. Un estudio acometido por la empresa Randstad “Flexibility at Work”, indica que el 58% de los trabajadores españoles consideraba antes del comienzo de la crisis, que en su puesto disponía de todo lo necesario para poder trabajar desde casa y que  el 68,6% de los empleados quería teletrabajar.

En los meses que ha durado el confinamiento, se ha implantado en España el teletrabajo en lo que hubiera sucedido de forma natural en los próximos 5 años. En el sector de la distribución de seguros, concretamente, casi el 90% de las empresas, según encuesta realizada en el mes de abril por AEMES, optó por esta fórmula de trabajo, lo que ha demostrado el grado de avance en las empresas de nuestro sector en términos de transformación digital y en su capacidad de adaptación a las nuevas necesidades. 

Curiosamente, el COVID-19 ha conseguido algo que hasta ahora no había conseguido ni la normativa, ni la propia tecnología, que es digitalizar un gran número de empresas en un tiempo record. Además, como la experiencia nos ha demostrado, ha funcionado razonablemente bien, incluso podemos decir que sus beneficios han ido más allá del modelo de negocio, pues han supuesto una reducción de costes de establecimiento y ha aportado mejora medioambiental por el ahorro de desplazamientos y de emisiones de CO2.

Es significativo que antes de la pandemia, no existía prácticamente marco legal que regulara el teletrabajo, a excepción del Acuerdo Marco Europeo sobre el Teletrabajo, del año 2002 y de lo dispuesto en el artículo 13 del Estatuto de los Trabajadores. En el sector de la distribución de seguros, además de estos, existe el artículo 8 bis del convenio colectivo sectorial, que se incluyó como novedad en el último convenio. Sin embargo, tras la pandemia el Gobierno ha sido consciente de la importancia adquirida por esta fórmula de trabajo y por ello se encuentra en estos momentos esbozando una nueva regulación del teletrabajo, que se estima que se aprobará en un corto plazo de tiempo por Real Decreto.

 

  • El teletrabajo después de la pandemia:

 

Pues bien, habiendo sido hasta ahora el teletrabajo o trabajo a distancia una forma de trabajo excepcional o incluso inexistente en la mayoría de las empresas, y habiéndose convertido durante el estado de alarma en casi la única forma de poder continuar con la actividad empresarial, las empresas han comprobado que es un sistema que funciona. Por ello, cabe preguntarse si a partir de ahora va a dejar de ser la excepción para convertirse en la nueva norma.

Esta situación forzosa a la que nos ha llevado el coronavirus ha servido para comprobar empíricamente la relación del teletrabajo con la eficiencia y la productividad. Según diversos estudios, la transformación experimentada en los últimos tiempos en el mundo del trabajo como consecuencia de la pandemia mundial ha provocado un cambio en la sociedad, siendo el teletrabajo una profunda reconfiguración de los modelos de trabajo hasta ahora existentes. Tanto empresas como trabajadores han podido comprobar los beneficios y ventajas que esta forma de trabajo presenta, entre las que podemos destacar las siguientes:

  • Incrementa la productividad y la eficiencia en el entorno laboral
  • Elimina los tiempos de desplazamiento, que generan fuertes ineficiencias en la asignación del tiempo y reduce la contaminación.
  • Supone una herramienta útil para la conciliación de la vida profesional y personal
  • Implementa la autogestión de los trabajadores y supone una mayor flexibilización organizativa, lo que permite, a su vez, la retención del talento.
  • Supone un ahorro en los costes de las empresas, por ejemplo en oficinas e infraestructuras y suministros.

No obstante, no podemos obviar que el trabajo presencial implementa la interacción social, el intercambio de conocimientos y las relaciones que se generan en un entorno de trabajo social, lo que supone todo ello una importante fuente de aprendizaje. De ahí, que uno de los riesgos que se encuentran y que deben de ser prevenidos están precisamente relacionados  con el aislamiento socio-laboral que genera un entorno 100% de teletrabajo. En esta forma de trabajo se convierte en fundamental la comunicación.

Además, para poder implantarlo, la influencia de las nuevas tecnologías será determinante en la era post covid-19. De hecho, se estima que la tecnología va a modificar el 30% de los empleos tras el confinamiento.

Uno de los impactos de esta creciente digitalización será la aparición y diversificación de nuevos regímenes de trabajo, más allá de los empleos fijos a tiempo completo. Además, según el informe de Randstad anteriormente mencionado, una tendencia que proliferará será la economía “gig”, basada en las plataformas digitales. La automatización va a ver crecer su protagonismo por la importancia de evitar aglomeraciones, lo cual, lejos de amenazar al empleo, va a generar nuevas oportunidades. Para ello, será crucial la formación en la que los trabajadores cuenten con conocimientos y habilidades técnicas suficientes como para poder realizar sus tareas de la manera más autónoma posible, siendo capaces de gestionar el tiempo, de comunicar de forma efectiva, de ser creativos a la hora de resolver cualquier incidencia y, sobre todo, tener orientación a resultados en un trabajo con mayor libertad.

Madrid, 10 de julio de 2020

Jorge Benítez Verdejo

Presidente

 

 

 

Más información sobre la jornada: 

https://fundacioninade.org/sites/inade.org/files/infmedios_48_2020.pdf

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